Hace años que Santiago Deicas conocía la existencia de la escuela de degustación parisina Grains Nobles Academy, ubicada en el distrito V, entre el Br. Saint Germain, la Sorbona, Notre Dame y el Barrio Latino. Roberto, su amigo brasileño le había contado de las soberbias degustaciones que allí se organizan y en las que había participado. Es un lugar que sirve como sala de degustación, bar y tienda de vinos y un restaurante boutique en el que uno puede comer rodeado de botellas del más alto nivel. Abajo en el sótano está la sala de clases, con una larga mesa y una veintena de asientos. Esa cava es aprovechada por algunos de los principales productores de Francia, para presentar sus nuevas añadas

En diciembre de 2024 el turno fue para el consagrado Domaine de la Romanée Conti productor icónico de Borgoña, que presentó nueve vinos de la cosecha 2021. Roberto estaba invitado y disponía de un lugar extra, que le ofreció a Santiago, quien aceptó y voló a París sin vacilar.

Al día siguiente, aún impactado por lo vivido y mientras caminaba por la capital francesa, posteó un video en Instagram en el que contaba de la experiencia… “Ayer tuve la cata más impresionante de mi vida. Me vine por una noche a París, para participar en la presentación de los nueve vinos 2021, de Domaine de la Romanée Conti. Es la única que hace cada año esta mítica bodega y siempre eligen como lugar ideal, la Grain Nobles Academy, que es pequeña y muy céntrica”.

Para comprender mejor estas expresiones de Santiago bueno es saber más de DRC, como se la conoce en la industria. El primer registro de su existencia data de 1794 y se la menciona como “Romanée-Conty”. En el siglo XIX pasó a la familia de los actuales propietarios. Uno de ellos, Aubert de Villaine, fue quien la dirige desde 1974 y ya pasados sus 80 años, está dejando el comando a su sobrino Bertrand, aunque sigue como miembro del consejo de administración.

Cuando Aubert tomó las riendas la operación de la bodega familiar no era muy rentable. Fue él, quien, con una conducción prolija y meticulosa, la convirtió en una joya de Borgoña y del vino francés. En la actualidad, sus vinos se encuentran entre los más codiciados y caros del mundo. Las botellas raras pueden alcanzar valores de hasta 50.000 euros, que coleccionistas se dispuestas entre sí.

De Villaine es pionero en muchos aspectos. En 1985, el Domaine fue una de las primeras bodegas del mundo en convertirse a la agricultura ecológica. En la década de los 90 introdujo el arado con caballos, seguido de la conversión a la biodinámica en 2006. También es gracias a su compromiso que los «climats» (parcelas de viñedo) tradicionales de Borgoña fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2015.

La velada parisina del 10 de diciembre no terminó con la cata DRC, hubo una segunda instancia y Santiago la cuenta con entusiasmo: “Al terminar y cuando la mayoría se va, algunos nos quedamos porque esta escuela tiene una cocina muy sofisticada y hacen algunas cenas íntimas. Comenzaba el segundo tiempo. Llegó entonces el momento en que pude presentar los dos vinos que había llevado, el Preludio 1995 y el Albariño Cru d’Exception 2020”. Y agrega fascinado: “Había muchos otros vinos, porque cada comensal lleva los suyos, en especial Francois, que es un gran coleccionista de vinos vintage, además de mi amigo Roberto y Maximilian Riedel que eran otros de los invitados a la cena”.

Santiago se sentó al lado de Aubert, quien lo felicitó por el Preludio Tinto 1995 y le dijo… “Son los primeros vinos uruguayos que pruebo y estoy francamente sorprendido y muy impresionado”.

Sorprender a un pope como Aubert no es cosa sencilla. Que se haya sorprendido por la calidad y la capacidad de guarda de los vinos presentados por Santiago, habla bien del trabajo y esfuerzo de la familia Deicas y por extensión, también lo hace de los vinos uruguayos. Sin duda un hombre como él sabría que Uruguay es país productor, pero el haberlos probado el vino nacional quedó en su recuerdo.

ANÉCDOTA
Hace cuatro años el amigo brasileño de Santiago había asistido por primera vez a una degustación en Grains Nobles Academy. Para estar a la altura del evento llevó consigo un Preludio 1999. Esa noche la suerte no estaba de su lado. Al entrar tropezó y al caer, la botella se hizo añicos. Sólo le quedó el cuello y la etiqueta que fue lo que pudo mostrar a los otros asistentes. Sin poder probar el tinto, Roberto se deshizo en comentarios acerca de las virtudes del vino derramado y de esa manera quedó sembrada una semilla, que fue muy útil para qué, en la siguiente oportunidad, pudiera asistir acompañado del winemaker uruguayo del vino que tanto había elogiado.