Un galardón bien merecido
La saga de Familia Deicas y su romance con el vino, comienza cuando Don Juan Carlos – el Fundador – compró Establecimiento Juanicó en 1979 y como primer paso, tuvo que reconvertir la bodega para orientarla a la exportación de vinos finos. Al tiempo, su hijo Fernando recién egresado de la Universidad, con el título de ingeniero químico, no dudó en sumarse a la empresa para colaborar con su padre
Descubrió entonces un mundo nuevo, que de inmediato lo atrapó y lo impregnó de entusiasmo. Ya en plena actividad y al relacionarse con sus colegas, percibió que la bodega le abría un camino no sólo para él, sino también para sus hijos. Por eso cuando en 2001 viajó a la Vinexpo de Burdeos para atender su stand, no vaciló en llevar a Santiago – su hijo mayor – que a la sazón contaba con 14 años. Para el joven fue una experiencia que lo marcó y la recuerda así: “Una vez terminada la feria, mi padre quiso ir hasta Madiran a visitar a Patrick Doucourneau, el creador de la micro oxigenación. Una técnica novedosa que este gran enólogo usaba para suavizar el Tannat y que eventualmente se podría aplicar a los nuestros. Es un método que hoy no usamos, pero fue parte de mi aprendizaje, al incentivar mi curiosidad por lo nuevo, algo que hasta hoy me puede”.
Siempre apostando a ir a más, los Deicas tuvieron una política permanente, de contratar asesores que les ayudaran a lograr ese objetivo. A Santiago que maneja bien varios idiomas, le tocó ser el acompañante designado, lo cual fue fundamental en su formación profesional. Entre otros vinieron Pierre Yves Harang, Chef de Cave en la Casa MUMM de Champagne, para asesorar en la puesta a punto del Cuvée Castelar. O Dominique Delteil, experto en la puesta a punto de la vinificación y la crianza de vinos de Alta Gama. Hoy son dos los consultores internacionales que asesoran a Familia Deicas en la elaboración de las mejores etiquetas. El winemaker americano Paul Hobbs, de reconocido prestigio internacional y propietario de bodegas en Argentina y USA. Y el neocelandés Duncan Killiner, experto en vinos blancos y en Pinot Noir.
Fernando y Santiago, junto al Ing. Agr. Gustavo Blumetto, gerente agrícola de la empresa, comenzaron hace un par de décadas a buscar otros lugares más allá de Canelones, para implantar nuevos viñedos. Es algo muy singular y muy diferencial para nuestro país: “A partir del 2.000 empezamos a recorrer zonas que tuvieran suelos diferentes y fue cuando descubrimos Garzón y en 2006 plantamos allí nuestro primer viñedo. En 2010 compramos otro viñedo en la Sierra de Mahoma, que habían plantado unos franceses y en el mismo año compramos el de Villa del Carmen en Durazno” relata Santiago.
Pero también tienen un modelo operativo muy original, que consiste en haber instalado pequeños viñedos, en barrios privados como el de la Tahona en Camino de los Horneros o el del Cerro Guazuvirá en Lavalleja: “Son amigos de la familia que vinieron con esta propuesta tan diferente y con la cual nos enganchamos. No somos dueños del terreno, pero nos permite seguir explorando lugares diferentes del país. Y en esto que puede parecer muy loco, es como llegamos a Mendoza. Es un viñedo de Malbec, con más de 100 años de antigüedad que sigue dando muy buena fruta, así que no dudamos y en 2010 compramos una de las dos parcelas que estaban en venta”.
Su rol hoy es estar presente en las vinificaciones. También, junto al equipo de viñedo para decidir el momento justo de cosechar cada variedad y: “también me toca representar a mi familia y nuestros vinos, no sólo aquí en Uruguay, también en el exterior, estrechando relaciones con los importadores y dando a los periodistas especializados, toda la información que requieren para sus notas” explica Santiago.
En base a esta trayectoria y con tantos logros en su haber, es que la prestigiosa revista británica Decanter, lo seleccionó entre los 5 “winemakers” más influyentes de Sudamérica. Un galardón muy bien merecido para un joven que según Adriana Gutiérrez – subgerente de la bodega – es: “Entusiasta, alegre, líder de estrategias y muy buen compañero. Da gusto trabajar con él”.
EDUARDO LANZA
Ingeniero Químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas. Comparte su saber y anécdotas de una forma atractiva desde hace más de 20 años. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino. Nos lo cuenta en un contexto histórico y cultural, y eso también lo hace diferente.