Un decreto de julio 2020 firmado por el premier ruso, reserva el término Shampanskoye para los espumosos que se elaboran en su país. A partir de esta resolución, los productores franceses de este archi famoso vino, no podrán lucir el nombre de la DOC en las etiquetas de sus botellas. Esto si quieren seguir atendiendo el mercado de la ex URSS, que para ellos tanto significa en materia de exportaciones. Al día de hoy, las indignadas casas de Champagne dudan entre cambiar las etiquetas de sus botellas o simple y llanamente, mantener su prestigio en alto y dejar de venderle sus vinos a Rusia. Moët Hennessy, posiblemente la casa de champagne más reconocida, ya ha gastado cientos de miles de euros para cambiar sus etiquetas y así cumplir con la nueva ley rusa

La defensa de las DO europeas

La Unión Europea cuenta con estrictas  reglas para defender los productos de sus Denominaciones de Origen, pero Rusia no la integra. Es por eso que ya en la década de los 50, a las vinícolas españolas se les prohibió el uso del término “champán” castellanizado, que ellos utilizaban para sus espumosos. Desde entonces esto las llevó a identificar los suyos, con la hoy tan reconocida marca CAVA.

Sovetskoye Shampanskoye 

Krasnodar es la región vinícola al sur de Rusia, bañada por los mares Negro y de Azov, donde la vid se cultiva desde siempre. Allí se dan unos veranos extensos, parecidos a los de zonas sub tropicales y también, de similares condiciones a los del Mediterráneo. Las empresas productoras, algunas de gran tamaño como Fanagoria Estate Winery – que  cuenta con 2.500 hectáreas de viñedos – producen todo tipo de vinos. Desde los tintos y blancos a los espumosos que hoy Putin busca proteger, contra los importados de Francia. Los ejecutivos de Fanagoria admiten que pone la palabra «exportar» en inglés, en las etiquetas de sus vinos agrega más valor a los ojos de los rusos.

Décadas en que la calidad no importaba

Durante la era soviética los productores de la región no tuvieron ningún incentivo para enfocarse en la calidad de sus vinos. Al contrario, se les pedía grandes volúmenes y a precios lo más bajos posibles, para abastecer un mercado interno de casi ninguna exigencia. Con la desaparición de la URSS y los cambios que ello provocó, el encare es totalmente diferente y la necesidad de competir con muy buenos vinos importados, impone la obligación de esmerar el producto final.  Incluso ya existen joint ventures de empresas occidentales con productores locales, que aportan mucho en el sentido de subir la apuesta.

El glifosato también complica.

Si bien los productores de champagne pueden estar felices porque sus ventas se han disparado a un ritmo vertiginoso, alcanzando en 2021, un 15% por encima de 2019. De adentro también aparecen las dificultades. En Francia el gobierno anunció una prohibición del uso del glifosato, que regirá a partir de 2025. La idea es eliminar gradualmente el uso de este herbicida, excepto donde no haya alternativas disponibles. La solución será entonces eliminar las malezas en forma mecánica, pero no todos los viticultores pueden darse el lujo de comprar, los caros equipos que realizan esta tarea de forma eficiente.

Sólo queda apelar al ingenio

En todas partes y para muchos productores, se dan las buenas y las malas y la región de Champagne no queda al margen de esta regla universal. El ingenio humano les llevará como siempre a encontrar la mejor solución a estos inconvenientes.