Los Nadies, una bodega singular y bien diferente
El agrónomo Manuel Filgueira aún no cumplió los 50, pero ya trabajó en Francia, Chile y Argentina. Apasionado por el mundo del vino, dirige su propio emprendimiento que cuenta con una bodega urbana en El Prado y viñedos en Canelones
Hace 10 años su abuela le heredó parte del predio y él le sumó entusiasmo y mucha tenacidad, cualidades que lo caracterizan. Manuel cuenta con el apoyo firme de su esposa Gabriela y la ayuda de sus dos hijos: Santiago y Felipe.
En los inicios, vendió uvas a colegas mientras construían su propia bodega. Luego comenzó la producción de vinos en pequeña escala. Para salir al mercado, precisaban una marca o un nombre y no quería usar el de la familia, por tanto buscó uno, con el que se pudiera sentir identificado. En familia optaron por Los Nadies.
“Al inicio nadie me ubicaba como bodeguero, si bien ya había trabajado en el sector. En mis estadías en el exterior pude comprobar que Uruguay no era considerado como un país productor de vinos. O sea en el gran mundo del vino, tampoco era nadie. Tampoco conocían al Tannat”, recordó.
“Si bien al principio no me convencía llamar a nuestra bodega Los Nadies, con el tiempo me gustó porque de alguna manera el nombre se identificaba con nuestro desafío. El de no ser nadie, a pasar a ser alguien”, explicó Manuel.
Sin duda, elegir un nombre tan original y nada pretensioso, marcó también la gran confianza que este emprendedor tan singular tenía en sí mismo.
Enfocado en producir la mejor calidad posible, Manuel seleccionó para sus vinos tres hectáreas, las parcelas de menor producción, pero que le daban excelentes uvas. El resto, o sea la mayor parte de su fruta, se la compra Familia Traversa.
Manuel no vende sus creaciones en cualquier comercio, exige que el dueño y el personal del lugar, entiendan bien sus vinos y puedan explicarlos al cliente de manera clara y contundente.
Su política comercial se entiende dada su producción acotada. Los Nadies no apunta al segmento mayor del mercado, sino a quienes valoran los tintos de guarda y de gran complejidad y así ha logrado exportar sus vinos a dos mercados lejanos – Japón y Australia – que casi no figuran en nuestras estadísticas.
Su espíritu inquieto y creativo le llevó también a incursionar en la elaboración de espumosos basados en Chardonnay y Pinot Noir. Uno de ellos es este “cork fermented”, para el que utiliza la antigua tradición de conducir la segunda fermentación en botellas tapadas con corcho y no con tapones de plástico o tapas corona como hoy se estila.
Con esta técnica vintage, logró un Brut Nature que puede beberse solo o acompañando distintos platos, desde la entrada hasta el postre y continuar con él en la sobremesa. El haber pasado 20 meses sobre sus borras, le da gran parte de su personalidad. Es un espumoso que combina lo tradicional con lo moderno.
Cierro esta nota con un dicho de Manuel que refleja su forma de pensar y que comparto sin dudar: “El mundo del vino tiene una ventaja gigante: permite compartir lo que uno hace, con la gente que uno quiere”.
EDUARDO LANZA
Ingeniero Químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas. Comparte su saber y anécdotas de una forma atractiva desde hace más de 20 años. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino. Nos lo cuenta en un contexto histórico y cultural, y eso también lo hace diferente.