Las joyas de Monsieur de Luxe
Bernard Arnault es el hombre más rico de Europa y tiene un olfato muy especial para detectar oportunidades de negocios, más que nada en lo que concierne a lo muy refinado. Por eso en Francia lo llaman “Monsieur de Luxe”
Según analistas de la revista Forbes, Arnault alterna con Elon Musk y Jeff Bezos al tope de la lista de “los más ricos del mundo”. Porque según los avatares de las finanzas mundiales, el puesto de líder es rotativo. No tiene competencia en Europa y es sin duda el más rico del Viejo Continente. Cofundador, presidente y director ejecutivo, es el mayor accionista del conglomerado Louis Vuitton Moët Hennessy, más conocido por sus siglas LVMH.
Nació en 1949 en Roubaix, una ciudad industrial del norte de Francia, lindera con la frontera belga. Se graduó de ingeniero en 1971 en la prestigiosa École Polytechnique y pasó a trabajar con su padre en la empresa constructora de la familia. Tuvo dos hijos – Delphine y Antoine – con su primera esposa de la que se separó en 1990 y tres con su actual pareja, Hélène Mercier, concertista de piano canadiense.
Las marcas estrella son su objetivo
Tiene reputación de negociador justo pero duro, es coleccionista de arte y sobre todo, detecta oportunidades de inversión antes que nadie. Su estrategia de negocios es incluir en su grupo, tantas marcas estrella como le sea posible. Define a su conglomerado como “atemporal, moderno, de rápido crecimiento y alta rentabilidad”. Desde 1989, ha guiado a LVMH en una ola de adquisiciones acelerada, sumando en los últimos 30 años, docenas de nuevas empresas.
De perfil bajo, evita ser centro de atención, pero nunca falta a los eventos en el Museo Fundación Louis Vuitton, el centro de música y arte diseñado por el arquitecto Frank Ghery, que le costó 135 millones de dólares.
Fusionar empresas fue la clave
Dos importantes fusiones figuran en la matriz del grupo de empresas LVMH. La primera sucedió en 1971 entre la legendaria casa de champagne Möet Chandon y Henessy, un productor pionero de la región de Cognac. Recién en 1987 acontece la segunda, con la unión de este grupo de bebidas con Louis Vuitton el líder en moda, perfumes y artículos de lujo. Actualmente, este coloso europeo emplea cerca de 156.000 personas, de las cuales el 30% trabaja en Francia. LVMH opera 4.590 tiendas alrededor del mundo, a partir de 70 empresas subsidiarias. En materia de bebidas alcohólicas, agrupa unas 25 bodegas en cinco continentes que producen vinos de gran calidad, ya sean espumosos o tranquilos. A ellas se suman dos destilerías en Escocia y la ya mencionada Henessy en la región de Cognac.
Las joyas “bebibles” de la corona
Obvio que Möet Chandon es el diamante que engalana este sector de negocios y de ahí la M que figura en el logo. Pero en materia de champagnes, Veuve Clicquot, Krug y Ruinart,las tres pertenecientes al grupo, no le van a la zaga en materia de calidad de sus burbujas.
En el suroeste de Francia, Chateau d’Yquem que integra LVMH desde 1999, reina en Sauternes con sus incomparables vinos blancos de botrytis noble, que cotiza a precios de novela y son la ambición de los más reputados coleccionistas.
No lejos, en Saint Emilion y también en la región de Burdeos, otra joyita, Chateau Cheval Blanc descuella desde siempre, con sus tintos de corte elaborados por el reconocido Pierre Lurton que también diseña los blancos de Yquem.
En 2007 se puso a la venta la destilería escocesa Glenmorangie y se dio una fuerte puja para adquirirla entre LVMH y Pernod Ricard, quien finalmente se retiró. Además del whisky de malta, la destiladora escocesa fabrica también las marcas Ardbeg y Glen Moray y desde entones funciona como subsidiaria de la división vinos y licores de LVMH.
En 2017 la empresa alcanzó un récord de ventas de 42.600 millones de euros, un 13 % más que el año anterior y en 2021 completó la compra de la joyería de lujo Tiffany & Co.
Todo indica que la estrategia de “Monsieur de Luxe” sigue viento en popa y que pronto llegaran más noticias.
EDUARDO LANZA
Ingeniero Químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas. Comparte su saber y anécdotas de una forma atractiva desde hace más de 20 años. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino. Nos lo cuenta en un contexto histórico y cultural, y eso también lo hace diferente.