Dos tintos italianos de Pablo Fallabrino
Su abuelo llegó al Uruguay en la década del 20, proveniente del Piemonte y como tantos inmigrantes, en base a su esfuerzo y tesón, logró construir una importante posición empresarial. En los años 50 y 60, los vinos de Angel Fallabrino eran muy consumidos y los producía en dos bodegas, una en Melilla y la otra en Colón. Los hacía con las uvas piamontesas de sus viñedos – Nebbiolo, Barbera o Grignolino – tintos, blancos y rosados, sin faltar un espumante y el vermut. A Pablo esta tradición lo marcó y lo impulsó a crear su propio proyecto con el apoyo de sus hermanos Alejandro y Federico
En la ruta 11 encontró su lugar
Se instaló cerca de Atlántida, en uno de los viñedos heredados de su abuelo y allí construyó su bodega. Hubo de cambiar las viñas, para plantar las cepas italianas del Norte, las que su tradición familiar le pedía cultivar. Así en las 7 hectáreas que trabaja, pudo desarrollar un proyecto muy singular para Uruguay, ya que son contadas con los dedos de una mano, las bodegas que elaboran vinos de cepas italianas.
Varios ingredientes para su receta
La fórmula de Pablo combina mucha determinación y confianza en sí mismo, un fuerte apego a la tradición familiar y varias dosis de intuición y audacia para innovar. Define el encare de su trabajo de esta manera:”Trato de hacer lo posible, pero aprendí que arriesgar también puede dar buen resultado”.
Sus uvas
Por supuesto que en su viñedo cultiva Tannat y Chardonnay, pero la Nebbiolo tiene un lugar especial en sus predilecciones, aunque la Barbera no se queda atrás:”Te aclaro que no soy enólogo, yo soy bodeguero y de estas uvas no tengo una preferida. La Barbera me encanta para hacer un vino con pocos taninos, ideal para gente que prefiere los Malbec. Con ella busco volumen, fruta y su lado tan amable. Cierto que la Nebbiolo se diferencia y me encanta trabajarla. Es una de las uvas que prestigia al Piamonte y en el viñedo se comporta super bien. Se adapta al clima de Uruguay y no se enferma, ni de peronóspera ni de botritys”.
Barbera Especial 2019
Hace 25 años la Barbera era utilizada para vinos de mesa, no para vinos de calidad, sobre todo para espumosos y vinos frizzantes. Es una variedad tinta con un contenido tánico bajo. Resiste bien a los hongos y se desenvuelve bien en diferentes tipos de suelos. Este de Pablo se acopla sin duda a esta descripción. De buen color y cuerpo, con un aroma frutado bien perceptible, tiene un paso de boca muy cordial. Es un aval para disfrutarlo de forma distendida.
Notos 2018
Es 90% Nebbiolo y un 10% Tannat. Su nombre deriva del viento Sur, que siempre acaricia los viñedos de Atlántida. Antes de consultar a Pablo, pensé que esa pizca de Tannat iba por el lado del color, porque el de la italiana no es tan intenso, pero él me explicó riéndose:”Si, en parte es por eso del color, pero también para darle el necesario toque de “uruguayez”. Es bien aromático y sabroso, da gusto paladearlo. Vendrá bien para servirlo con una lasagna gratinada y por qué no, con una musaka de berenjenas, carne picada y queso muzzarella.
CATADORES
Nos gusta el vino, la comida, y la buena vida. También viajar y leer, probar y disfrutar. Nos gustan las experiencias y creemos que compartirlas hace bien.