Francisco Piria lo sabía
Un nuevo emprendimiento posiciona fuerte a Maldonado, en el mapa vitícola nacional. La ladera norte del Cerro del Toro ya cuenta con un nuevo viñedo
A fines del siglo XIX, Francisco Piria llegó a contar con un viñedo de más de un millón de plantas, cerca de su castillo sobre la ruta 37. Sin ser viticultor ni bodeguero, su extraordinaria visión le advertía sobre el potencial vitícola de esta zona. Pero su proyecto no prosperó. Cien años más tarde, en 1982, Makoto Kambara compró la despoblada ladera norte del Cerro del Toro en Piriápolis. Un total de 800 hectáreas. Dueño de un enorme astillero en Japón, tiene un arrozal en la Coronilla, supervisado por su hijo Takao. Recién hace 3 años decidieron plantar un viñedo y construir una bodega en ese lugar. Conformaron un equipo que encabeza como gerente Álvaro Lorenzo de Alto de la Ballena y al que se integró como enólogo Martín Viggiano, quien renunció a su puesto de periodista en El Observador. Y así con este nuevo emprendimiento, Maldonado se sigue posicionando fuerte en el mapa vitícola nacional. Sus suelos – tan diferentes a los de Canelones – atraen a los nuevos inversores.
Los siglos disgregaron el granito
Compuestos de granito que se fue disgregando durante siglos y algo de arena, resultan más permeables y ayudan al enraizamiento de las vides, facilitando la absorción de la humedad y de los indispensables minerales. Además, sus colinas onduladas permiten un drenaje rápido de las aguas de lluvia, a lo que se suma la influencia vital del refrescante clima oceánico. Así se completa una tríada que, como un imán, captura a los nuevos jugadores que entran al sector vitícola. Pero hay otro factor que pesa mucho. La chance de ofrecer a los turistas un paseo diferente a los clásicos del Este y las nuevas bodegas cuidan mucho este rubro. Sin duda ayuda a posicionar la marca y agrega un ingreso económico, nada despreciable en el verano.
Pioneros
Álvaro Lorenzo y Paula Pivel fueron de los primeros en ir hacia el este y en 2001 se instalaron en un predio de la sierra de la Ballena, en ruta 12 casi la 9. Él tiene bien claro las fechas.. “Unos años más tarde Deicas plantó su viñedo en Garzón y al año siguiente – en 2008 – el ingeniero Bulgheroni comenzó su mega proyecto también allí. Más cerca en el tiempo, Bouza implantó su segundo viñedo sobre la ruta 9 y más al norte sobre la 12, se instaló Viña Edén recostada al cerro Negro. Por último, Finca José Ignacio en el km 157 de la ruta 9, acaba de inaugurar su bodega boutique”. Y agregaba muy enfático..”Por eso al contactarme y contarme que se trataba de un cerro, que el predio abarcaba 800 hectáreas, antes de ir a ver el sitio, fui categórico en decirles que tenía un enorme potencial”.
El desarrollo
Visitar el proyecto del Cerro del Toro impresiona no sólo por sus dimensiones, también por ese terreno tan escarpado y difícil de limpiar de malezas. En la recorrida Martín Viggiano nos contaba..”Vamos a plantar unas 30 hectáreas en las que ubicaremos al menos doce variedades, con un énfasis especial en Tannat y Albariño. Las vides fueron provistas por el Vivero Las Violetas de Fernando Scalabrini, situado en Canelones. La garantía es que nos entregan sus plantines certificados libre de virus por el INASE (Instituto Nacional de Semillas). La bodega se construirá en un punto alto de la falda, pero no en la cumbre, adonde es muy difícil llegar”.
Excavar antes es vital
Pero implantar un viñedo desde cero no es fácil. Para determinar la ubicación de cada parcela, el equipo que también integra el Ing. Néstor Merino, hubo de recorrer el predio localizando las superficies más aptas para plantar. Luego vino la prospección del subsuelo, cavando las calicatas con retroexcavadoras que permitieron apreciar las distintas capas, a una profundidad de hasta 3 metros. Más de 70 se cavaron para realizar después una minuciosa descripción de cada una, detallando la presencia de calcáreos y los tipos de piedras subyacentes. Scalabrini nos recalcaba..” esta información es un insumo fundamental, para determinar el potencial vitícola de cada lugar y así decidir las variedades y el tamaño y forma de cada parcela”.
La primera cosecha
Este febrero ya se cosecharon unos pocos cajones de tres variedades, producto de las vides plantadas el año pasado. A falta de bodega se recurrió a los colegas y así el Albariño se vinificó en Establecimiento Juanicó, el Chardonnay – apenas dos barricas – en Viña Edén y el Pinot Noir en Alto de la Ballena. La bodega propia se comenzará a construir sobre fines de año y contará como consultor, al enólogo neocelandés Duncan Killiner, actualmente radicado en Mendoza. Hace muchos años que Duncan asesora a varias empresas uruguayas y conoce bien nuestros viñedos y nuestros vinos. Se espera que quedará instalada y pronta para operar, para la zafra 2020. Bienvenido entonces este nuevo impulso al sector y a Maldonado en especial.
EDUARDO LANZA
Ingeniero Químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas. Comparte su saber y anécdotas de una forma atractiva desde hace más de 20 años. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino. Nos lo cuenta en un contexto histórico y cultural, y eso también lo hace diferente.
2 comments
Eduardo me gusto mucho tu nota porque es muy completa,agil,con buena capacidad de sintesis y muy bien estructurada. Un abrazo Dudy.
Me parece fantástico. En mi infancia fui a Piriapolis durante muchos años y el Cerro del Toro es un referente en gratos recuerdos. Y lo mas valioso es que las bodegas nacionales ya reconocidas por su calidad están en estos emprendimientos. Les deseo lo mejor, para que podamos disfrutar de los mejores vinos. Gracias!